La necesidad de cambiar el modelo productivo actual por uno sostenible en el tiempo viene marcando la agenda global a raíz de los claros signos de agravamiento en el cambio climático de nuestro planeta. La solución surge nuevamente de observar y reproducir en nuestros sistemas productivos aquellos procesos naturales que se dan en forma espontánea en el medioambiente.
El sistema actual de producción se apoya en un paradigma de especialización lineal, intensiva y estanca. Quien realiza agricultura concentra sus esfuerzos sólo en ella. Compra costosas semillas y agroquímicos para fertilizar y eliminar la competencia de otras especies vegetales distintas a las que desea comercializar. Quien realiza ganadería focaliza su atención en sus animales, los concentra en el menor espacio posible, e invierte enormes sumas de dinero en reproductores, balanceados, vacunas y antibióticos. Todo lo demás es considerado un obstáculo a eliminar. De este modo, ambos pierden el potencial encerrado en la simbiosis de los organismos.
Debemos considerar el sistema de producción bajo una perspectiva integral, compleja, múltiple y circular. En lugar de insistir en sistemas de producción basados en la compra de insumos químicos y biológicos onerosos, que asfixian económicamente al productor, podemos contar con un modelo integrado donde recuperamos los desechos, aquellas porciones de alimento no aprovechados por los animales, así como los barbechos y demás restos vegetales que no son explotados comercialmente, haciendo un recupero integral de nuestra inversión en insumos y reduciendo nuestra huella ambiental. Mediante la biodigestión anaeróbica podemos aprovechar los desechos de cualquier producción animal o vegetal, convirtiéndolos en nutrientes para vegetales (biol y biosol) y biogás.
La producción de animales, especialmente en sistemas intensivos como los feedlots, enfrentan el problema del manejo de los desechos y efluentes. La acumulación de excremento, orina, camas y el agua utilizada para la higiene del predio atraen insectos, bacterias, patógenos, generan malos olores y decantan en lixiviados que alteran las napas subterráneas.
En lugar de acumular desechos y generar diversos problemas tanto ambientales como legales, el productor puede incorporar un biodigestor en su establecimiento y de este modo transformar un problema en una oportunidad.
Existen diversos tipos de biodigestores, según sus fines. Estos pueden ser estancos o secuenciales, de alimentación por lote (“batch”) o continua, y en su confección se utilizan distintos materiales y dispositivos. En líneas generales, todos los biodigestores incluyen boca de alimentación, cámara de biodigestión, dispositivos de seguridad y boca de salida para el biogás y los efluentes. Para su dimensionamiento deberá tenerse en cuenta varios aspectos que influyen a las bacterias.
Les dejamos un video de la Alumna Egresada Maitén Vidal, probando su Biodigestión Anaeróbico alimentado por desechos orgánicos de sus gallinas ponedoras.
[...] Continuará.
Alejandro de Marval
Docente de la Escuela de Acuicultura Productor Acuícola
info@productoracuicola.com.ar
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